miércoles, 21 de diciembre de 2011

Las 16 víctimas de El Asesino de Ancianas

José Antonio Rodríguez Vega, más conocido como el Asesino de Ancianas acabó con la vida de 16 mujeres de edad avanzada en tan solo un año. En el post de hoy vamos a conocer quiénes eran las víctimas.

Victoria Rodríguez Morales. Asesinada el 15 de abril de 1987. La mujer tenía 61 años. Estaba en su casa cuando José Antonio entró de forma imprevista. Le tapó la boca y la nariz con la mano hasta asesinarla por parada cardiaca. Se llevó objetos y ropa de la mujer.

Simona Salas Menéndez.  Asesinada el 11 de julio del 1987. La víctima tenía 83 años de edad. La mujer le pidió ayuda para subir unas bolsas de la compra a casa, él se ofreció y una vez dentro del domicilio le tapó la boca y la nariz hasta provocarle la muerte por parada cardiaca. Luego la llevó a la cama y la tapó con una manta. Antes de irse se llevó algunos objetos personales de la víctima.

Margarita González Sánchez. Asesinada el 5 de agosto de 1987. La mujer abrió la puerta a ese hombre que buscaba una pensión donde poder alojarse. Una vez abierta la puerta, Vega le agredió sexualmente, le tapó la boca y la nariz. La arrojó al suelo para satisfacer su instinto sexual. La fuerza con la que le tapó la boca hizo que se le desplazara la dentadura a la víctima, ocasionándole así la muerte por asfixia, ya que la dentadura obstruyó las vías respiratorias. Una vez muerta, se la llevó a la cama y la tapó con una manta. Luego robó un par de objetos. 

Josefina López Gutiérrez. Asesinada el 17 de septiembre de 1987. La mujer tenía 86 años de edad. Con la excusa de dejar unas tarjetas ofreciendo sus servicios, el Asesino de Ancianas se coló en casa de la mujer. Se abalanzó sobre ella fracturándole varias costillas, le tapó la mano y la nariz y le provocó la muerte por asfixia. Una vez muerta la trasladó a una cama y la tapó con una manta. Antes de irse, como ya venía siendo costumbre en su ritual, se llevó de la casa unos cuantos objetos.

Manuela González Fernández. Asesinada el 30 de septiembre de 1987. Tenía 81 años de edad. José Antonio Rodríguez se introdujo en la casa de la mujer al repartirle las tarjetas ofreciéndoles sus servicios (como en su última víctima). Una vez dentro de la casa le tapó la boca y la nariz lo que le provocó la muerte por parada cardiaca. Y para terminar, la tumbó en la cama, la tapó con una manta y antes de irse se llevó con él una serie de objetos.

Josefa Martínez Collantes. Asesinada el 7 de octubre de 1987. Tenía 84 años. Había quedado con ella, la mujer pensaba que era un pobre chico que iba buscando una casa para alquilar. Se adentró en su casa y una vez allí, siguiendo como siempre su ritual, le tapó nariz y boca, abusó de ella y después, una vez muerta, la llevó a la cama, la tapó con la manta y se llevó una televisión, un radiocasete, una alianza, etc.

Catalina Julia Fernández Mata. Asesinada el 16 de  diciembre de 1987. La mayor de sus víctimas, con 93 años de edad. Entró en su domicilio, se arrojó sobre ella, le tapó la boca, la nariz hasta provocarle la muerte. La encontraron, como las otras, en la cama tumbada y  tapada con una manta.

Isabel Fernández Vallejo. Asesinada el 31 de diciembre de 1987. Tenía 79 años de edad. La mujer le invitó a pasar, pensando que este venía a hacer una revisión en su piso. Una vez dentro, José Rodríguez empezó su ritual. Le tapó la boca, la nariz y se abalanzó sobre ella para abusarla. Una vez muerta, la tumbó en la cama y la tapó con una manta. Se llevó dos alianzas de oro.

María Landazábal Miguel. Asesinada el 5 de enero de 1988. La mujer tenía 78 años. José Rodríguez consiguió entrar en su piso por las famosas tarjetas de albañil que ya había utilizado en otros asesinatos. María le enseñaba la cocina cuando él se abalanzó sobre ella. Le golpeó la cara, le realizó tocamientos sexuales y, finalmente, le tapó la boca y la nariz hasta que la mujer murió por parada cardiaca. La colocó en la cama, la tapó con una manta, sustrajo objetos personales y se marchó.

Carmen Martínez González. Asesinada el 20 de enero de 1988. Tenía 65 años de edad. Entró en su casa, le tapó la boca y la nariz, le levantó la bata y introdujo un objeto en la vagina de la mujer. Una vez muerta, la llevó a la cama, la tapó con una manta y se llevó una sortija con piedra azul y un lazo con medalla de la Virgen.

Engracia González Arana. Asesinada en febrero de 1988. La víctima tenía 78 años.  Se adentró en su casa con la excusa de normalizar un contrato de mantenimiento. Una vez allí, le tapó la nariz, la boca y la arrastró hacia la cama. Allí abusó de ella, provocándole la muerte por infarto. Se marchó, eso sí, con objetos personales de la víctima. 

María Josefa Quirós Llano. Asesinada el 23 de febrero de 1988. Tenía 82 años cuando Vega decidió terminar con su vida. Con la misma excusa que la anterior, se adentró en su domicilio y la tapó la boca y la nariz hasta provocarle la muerte por parada cardíaca. Siguiendo su ya característico ritual, la tumbó en la cama, la tapó con una manta y finalmente se fue robando un termómetro, un barómetro y un plato de cerámica.

Florinda Fernández Valliciergo. Asesinada con 85 años de edad. Con la misma excusa del contrato de mantenimiento, consiguió ganarse su confianza para entrar en su casa. Allí, le tapó la boca y la nariz y la arrojó al suelo, donde falleció. De repente, escuchó unos ruidos en la escalera, por eso se marchó sin completar su ya tan habitual ritual.  

Sirena Ángeles Soto Margueles. Asesinada en marzo de 1988.  Esta vez consiguió colarse en su casa por una revisión de televisores.  Se arrojó sobre ella, le tapó la boca y la nariz, le realizó tocamientos sexuales y efectuó tanta fuerza sobre su cuerpo que le provocó el hundimiento de la parrilla costal, la cual cosa le provocó de inmediato la muerte. La dejó, como a casi todas las víctimas, tumbada en la cama tapada con una manta. Se llevó esta vez un reloj. 

Julia Paz Fernández.  Asesinada el 19 de abril de 1988. Fue su última víctima y tenía 70 años. Vega había trabajado en su casa como albañil, así que ya gozaba de su confianza para entrar en el piso. Tras una breve conversación, se abalanzó sobre ella, le  tapó la boca, la nariz, le introdujo un objeto en la vagina hasta que Julia falleció por parada cardiaca. Se llevó de su casa varios objetos, entre ellos una agenda, un aparato audífono, dinero, etc. 

Como vemos, son 16 las víctimas de este asesino serial, todas de una edad comprendida entre los 65-95 años. Mañana veremos el motivo por el cual asesinaba a estas mujeres, conoceremos su perfil psicológico.

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