lunes, 12 de marzo de 2012

¿El asesino? El mayordomo, seguro.

Parece muy evidente en las historias de asesinatos que el mayordomo sea el culpable del crimen. De hecho, en las novelas o películas incluso nos parece un final demasiado fácil o obvio que sea "otra vez el mayordomo" el asesino. Pero, como bien sabemos en este blog, la ficción supera la realidad y, de hecho, la realidad es mucho más dura que la ficción. 


Hoy hablamos de José Luís Cerveto Goig, el mayordomo de una familia de la alta sociedad catalana que trabajaba en una casa del barrio de Pedralbes (en Barcelona). Un barrio conocido por el alto poder adquisitivo de sus habitantes

José Luís era pequeño y enjuto, tenía un rostro de facciones muy acusadas, completadas por una gran calva .Trabajaba como mayordomo y chófer de la familia Roig y Recolons. 


El 3 de mayo de 1974 salió de la casa cabizbajo, arrastrando los zapatos y organizando mentalmente una venganza: lo habían despedido. Ya hacía meses que se comportaba de manera extraña, de hecho, la familia lo habían encontrado en algunas ocasiones tratando de manera muy sospechosa al hijo pequeño. Finalmente decidieron despedirlo, su personalidad misteriosa y lunática no les infundía demasiada confianza.


Cerveto, invadido por la ira, decidió responder con violencia. Al día siguiente, aprovechando lo mucho que conocía las rutinas de la familia, esperó que se hiciera de noche para entrar en la casa. Vestía completamente de negro, con un pasamontañas y unos zapatos de una talla inferior a la suya para que, en caso que dejara huellas, pudiera despistar a la policía. Aguardó en un rincón esperando el momento adecuado, finalmente, entró en acción. Sacó un cuchillo sin estrenar, guardado especialmente para la ocasión, se acercó lentamente a los amos de la casa y los apuñaló sin piedad.Aprovechando el golpe, se llevó un buen motín: un maletín lleno de joyas y dinero, valorado en 15 millones de pesetas.



Pero sus remordimientos pudieron con él y, en menos de 30 horas, confesó su crimen. Trató de justificarse diciendo que lo había hecho porque sino su señor lo hubiera matado. En 1977 fue juzgado en Barcelona y condenado a pena capital por cada uno de los delitos de robo con homicidio realizados. Pero teniendo en cuenta que la pena de muerte había sido eliminada en el 75, se conmutó la pena a 30 años de prisión. 


Sin embargo, pidió ser ejecutado y, amenazó que en caso contrario seguiría matando si lo dejaban en libertad. No obstante, solamente pasó 13 años en la cárcel (después de haber intentado quitarse la vida y haber protagonizado numerosos incidentes en la prisión). Al salir en libertad, volvió a ser denunciado por abusos sexuales a menores.


Para entender su personalidad:



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